Mi boda: un día improvisado

El estilo de una boda puede marcar la diferencia entre una boda tradicional y una boda original.

Podemos entender que muchos novios apuestan por una boda clásica y tradicional. Las posibilidades de que todo vaya según lo previsto son mayores. Sin embargo, cada vez más novios eligen celebraciones diferentes y únicas.

¿Qué se entiende por un enlace tradicional?

Una boda tradicional es aquella en la que la iglesia está decorada con flores, y elegantes detalles. La liturgia es comedida, y el lugar de la celebración está elegido por los novios con tiempo y dedicación. Generalmente, hoteles o fincas son los elegidos. Estos lugares se decoran según el estilo y gusto de los novios.

Este tipo de bodas, no dejan hueco a la improvisación. La llegada de los novios y los invitados está sujeto a un horario y planteamiento previo. Estos enlaces transcurren de forma tranquila y relajada. Dentro de los nervios normales de un día como el de tu enlace , para los novios es un día relajado.

Una boda improvisada, una boda original

La originalidad de una boda improvisada, donde cada detalle es diferente. Inventado por los novios, recogido de sus gustos y aficiones. Un día dirigido a divertirse, celebrar y pasarlo bien con las personas a las que quieres. El resultado es un enlace único y diferente, los novios nunca olvidan el día de su boda, sin embargo, así tampoco lo harán los invitados.

mi gran boda

Hace poco estuve en una boda única, cada detalle sorprendía

El lugar de la celebración era una bella y romántica finca a las afueras de la frenética capital. Nada más llegar me impactó su imagen primaveral y arboleada. El cuidadoso desorden en el que estaba todo colocado creaba una belleza única. Le daba a la boda un toque muy natural.

La ceremonia fue muy emotiva por la participación de amigos y familia. Con la sencillez de un patio ajardinado, las fuentes tenían arcos y enredaderas. El altar, por su parte, fue creado por flores de olivo y elegantes sillas vestidas de blanco.

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Por fin apareció la novia, con un impresionante vestido de tono blanco roto próximo al marfil. A él, le acompañaba un discreto velo con mucho bordado. Todo ello, hacía que la hermosa figura de la novia resaltara y pareciera flotar del brazo del elegante padrino, sobre un camino de hojas secas, muy acorde a una ceremonia otoñal.

La novia, con unos preciosos pendientes de zafiros semilargos, combinados con los más selectos diamantes. Que con tan sólo mirarlos, te evocaban a esos diseños clásicos, propios de las joyas de calidad de toda la vida.  Junto a ellos, lucía un tocado de guirnaldas muy sencillo y elegante, el cual no distraía de la belleza natural de la novia, cuidadosamente maquillada.